Según los expertos, para comprar hay que considerar el gusto personal y la trayectoria o la potencialidad del artista; existe amplia diversidad de precios
«Un día mamá me regaló un sobre lleno de invitaciones de galerías de arte de los 80 y los 90. Las había guardado de recuerdo. Le pregunté si había comprado alguna obra y me contestó que no. Le dije que si hubiera adquirido una obra en cada galería que la invitó, hoy no sólo tendría una excelente colección sino también un patrimonio muy importante», cuenta Francisco Bosch de la firma Miranda Bosch, Real State & Art.
Invertir en arte es una opción poco convencional que se ha afianzado mucho en los últimos años. Cada vez son más las personas que eligen comprar una pieza de arte no sólo para atesorar, sino también para resguardar valor y hasta para obtener una ganancia. Para Mariano Otálora, director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales, la clave es saber qué comprar. El gran dilema, según dice, es si conviene optar por obras de autores conocidos (inversión más segura, pero más cara) o si es preferible inclinarse por artistas anónimos con la esperanza de que se consoliden. No hay respuestas exactas en el mundo del arte, donde lo que abunda es la subjetividad. Pero sí hay algunos lineamientos clave que los especialistas aconsejan tener en cuenta al momento de realizar la inversión.
Primer mandamiento: disfrutar de la obra
La galerista Sara García Uriburu también sostiene que la pieza tiene que gustar. «Ver si la obra te parece estética, te da placer y te llena espiritualmente es lo principal», dice.
Un buen asesoramiento, paso fundamental
Artistas consagrados versus nuevos talentos
García Uriburu explica que el problema de comprar piezas de firmas reconocidas es que ya tienen un precio alto. «Si se va a optar por comprar una obra de un artista desconocido, lo más importante es que la obra esté a buen precio. Si gastás US$ 5000 en un cuadro de un autor joven anónimo, lo más probable es que pierdas plata. No todos los artistas se consolidan. Hay excelentes autores que sólo porque son tímidos o poco comerciales, nunca salen a la luz», dice la galerista. Roberto Devorik, director de la galería de arte Bruggens, afirma que hay que tener en cuenta que los autores conocidos se valorizan cada vez más y que con los desconocidos es difícil predecir su evolución. A veces aumentan muchísimo su cotización y otras veces se estacan. «¿Quién habría pensado que un Warhol o un Basquiat se venderían a los mismos valores que un Renoir o un Picasso?», comenta.
¿Qué monto puede invertirse en arte?
La rentabilidad esperada de la inversión
El aumento del valor de la obra está atado al crecimiento del prestigio del artista y a las demandas del mercado. Devorik afirma que en el caso de algunos artistas, las obras pueden llegar a duplicar su valor en el tiempo. Gutiérrez Zaldívar puntualiza que la rentabilidad promedio en arte en las últimas cinco décadas ha sido del 5% anual acumulativo, en dólares.
La hora de vender, por oportunidad o necesidad
Muchas veces las obras se revalorizan con el tiempo y su tenedor decide vendarlas para obtener una ganancia. Otras veces simplemente se tiene que vender por necesidad. ¿Cuáles son las alternativas entonces? La venta se puede realizar a través de galerías, de una subasta o vía Internet. En la Web no se comercializan las mejores obras. Hay un mercado del arte online, pero no para las piezas más cotizadas. Las obras de prestigio generalmente se venden a través de una subasta, donde el vendedor recibe generalmente un 30% menos de lo que paga el comprador. También se puede vender a través de galerías de arte, que cobran comisiones de entre 15 y 30 por ciento.
El mercado del arte en la Argentina y su potencial
Quienes conocen el mercado del arte consideran que el interés por adquirir obras seguirá creciendo. Devorik dice que en nuestro país, gracias a iniciativas como arteBA y a las políticas aplicadas en los últimos años, el mercado tiene mucho potencial. Los especialistas señalan los bajos riesgos de invertir en una obra de arte. Tanto Devorik como Bosch sostienen que el arte es una inversión segura. «El arte, junto con el ladrillo, son activos de resguardo de valor. No sólo son buenas inversiones, sino que, además, se disfrutan en el día a día», dice Bosch.