Nació el 11 de abril de 1882 en la ciudad de Burdeos, Francia. Su madre era francesa y su padre un ingeniero alemán que se instaló en Buenos Aires hacia 1868. Cuando Fernando contaba con 3 años de edad su familia se trasladó a la provincia de Mendoza, donde su padre fundó la Compañía Mendocina de Petróleo. Allí pasó su infancia y juventud, por lo cual siempre se sintió mendocino, incluso se permitía la pequeña mentira de afirmar “soy mendocino”.
Realizó sus estudios primarios en Francia y los secundarios en Alemania, país al que regresó en 1901 para estudiar en la Academia de Bellas Artes de Munich. Fue su profesor Heinrich von Zügel, prestigioso pintor animalista, quien lo interesó también por la pintura del paisaje al aire libre.
De regreso a Mendoza dividió su tiempo entre el arte y la conducción de las empresas familiares. En 1904 realizó una exposición en la casa de sus padres, donde tenía su taller. Al año siguiente expuso por primera vez en Buenos Aires, en el Salón Costa, el éxito de este pintor de tan sólo 23 años fue inmediato. Don Emiliano Guiñazú, un respetado vecino mendocino lo contrató para decorar con pinturas murales su casa de Luján de Cuyo (hoy Museo Provincial de Bellas Artes “Emiliano Guiñazú”, Casa de Fader). Le confió además la iniciación artística de su hija Adela, con quien Fader se casó dos años más tarde y tuvieron 3 hijos.
A partir de 1909 dejó de lado la producción artística para dedicarse completamente, ante el fallecimiento de su padre, a la usina hidroeléctrica instalada sobre las aguas del Río Mendoza. La cual, ante la competencia con otra empresa y un abogado poco ético, se declaró en quiebra en 1914.
Ese año Fader se instaló en Buenos Aires y retomó la pintura, se presentó en el Salón Nacional y al año siguiente recibió la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de San Francisco, Estados Unidos. También firmó un contrato con Federico Müller, dueño de una galería de arte, que se convirtió en su marchand y amigo. Realizó en Galería Müller exposiciones individuales casi todos los años con un éxito cada vez mayor.
Se enfermó de tuberculosis y por prescripción médica en 1916 se radicó en la provincia de Córdoba, en busca de un mejor clima para sus males. Realizó allí maravillosos paisajes de las sierras cordobesas que recorría cargado de telas, pinceles y óleos, pintando la naturaleza “al aire libre”, como los grandes maestros impresionistas.
En Loza Corral, a 8 kilómetros del pueblo de Ischilín, construyó su vivienda que compartía con su mujer Adela y sus hijos Raúl, César y Adelita. Su salud empeoró año a año, se dedicó entonces a pintar escenas del interior de su estudio y dejó las excursiones pictóricas por la provincia sólo para el verano, realizando la última en 1931.
El 28 de febrero de 1935 Fernando Fader falleció en su casa de Loza Corral, provincia de Córdoba. Entre el 29 de julio y el 17 de agosto Müller organizó en su galería la exposición póstuma, con 320 obras entre óleos, dibujos, acuarelas y pasteles. Los homenajes a este maestro del arte de los argentinos se multiplicaron en todo el país y a través de los años.